En el día en el que se jugaba la final de la Champions League entre el Atlético de Madrid y el Bayern München, cuatro sacerdotes seguidores del "Atleti", habían hecho planes para poder ver dicho partido. Sin embargo, a cada uno le surgen situaciones imprevistas que hacen que no puedan verlo.
El primero de ellos, se pierde el partido porque se queda dando misa hasta tarde, otro de ellos, recibe la llamada de una conocida que quería comentarle una cosa importante, por lo que decide ir en persona a hablar con ella. El tercero de ellos, estaba de guardia en el hospital cuando le llaman diciéndole que tenía que ir a un parto, en el que acaba bautizando a la recién nacida. El último de ellos, estaba a punto de irse a ver la final, pero recibe la visita de una niña que quería confesarse.
Todos ellos son grandes aficionados de su equipo de fútbol, pero cada uno supo anteponer las necesidades de los demás a las suyas, ya que debido a su vocación de sacerdotes, el estar al servicio de aquel que más te necesita es lo que realmente les hace felices y lo que les hace estar en comunión con ellos mismos.
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